viernes, 17 de julio de 2009

Un cuento sufí (Idries Shah)




La prisión
El mundo es una prisión y nosotros somos los prisioneros: ¡haz un boquete en el muro de la prisión y sal de ella!


Jalal al-Din Rumi. (Masnavi I, 982). Imagínate a un hombre que tiene que rescatar a gente de cierta prisión. Se ha decidido que sólo hay un modo plausible de llevar esto a cabo.
El libertador tiene que entrar en la prisión sin atraer la atención. Debe permanecer allí relativamente libre para actuar durante cierto período. La solución escogida es que entrará como convicto.
Por consiguiente, hace los preparativos, oportunos para que le capturen y le sentencien. Como otros que han caído víctimas de este sistema, se le envía a la prisión que es su meta. Cuando llega, sabe que se le ha despojado de cualquier posible dispositivo que le pudiese haber ayudado en una escapada. Todo lo que posee es su plan, su ingenio, su habilidad y su conocimiento. Por lo demás, tiene que arreglárselas con equipo improvisado, adquirido en la propia prisión.
El mayor problema es que los prisioneros sufren de psicosis carcelaria. Esto les hace pensar que su prisión es el mundo entero. Otra característica es el olvido de partes esenciales de su pasado. Por consiguiente, casi no poseen memoria alguna de la existencia, perfil y detalle del mundo exterior.
La historia de los compañeros de prisión de este hombre es una historia carcelaria. Sus vidas son vidas carcelarias. Piensan y actúan en base a ello.
Por ejemplo, en vez de acumular pan como provisión para la huida, lo moldean y hacen dominós con los cuales juegan. Saben que alguno de estos juegos son diversiones, pero otros los consideran reales. A las ratas, que podían entrenar como medio de comunicación con el exterior, las tratan como animales domésticos. Beben el líquido de limpieza que contiene alcohol, el cual les produce alucinaciones placenteras. Considerarían una triste pérdida, incluso un crimen, si alguien lo usase para drogar y dejar inconscientes a los guardianes, haciendo posible la huida.
El problema se agrava, ya que los desdichados han olvidado el significado de algunas de las palabras normales que hemos estado usando. Si les pides una definición para palabras tales como "provisiones", "viaje", "huida", obtendrías una lista de significaciones como "rancho carcelario", "caminar de un bloque de celdas a otro", y "evitar el castigo por parte de los guardianes".
"El mundo exterior" sonaría a sus oídos como una extraña contradicción: "Ya que éste es el mundo, este lugar donde vivimos -dirían-, ¿cómo puede haber otro fuera?".
El hombre que está trabajando en el plan de rescate, al principio, sólo puede actuar mediante analogía.
Hay pocos prisioneros que acepten sus analogías, ya que a ellos les parecen locos balbuceos. Cuando dice "necesitamos provisiones para nuestro viaje de huida al mundo exterior", por supuesto, a ellos les suena como el absurdo siguiente: "Necesitamos provisiones -alimentos para usar en la prisión- para nuestro viaje -trasladarnos de un bloque de celdas a otro- de huida -evitar el castigo de los guardianes- al mundo exterior -a la prisión exterior..."
Algunos de los prisioneros de mente más seria puede que digan que quieren entender el significado de sus palabras, pero ya han olvidado el lenguaje del mundo exterior.Cuando este hombre muere, algunos de los prisioneros hacen de sus palabras y actos un culto carcelario. Lo utilizan para consolarse a sí mismos y para encontrar argumentos contra el siguiente libertador que se las ingenie para llegar hasta ellos.
Sin embargo, una minoría, de vez en cuando, escapa.
Cuento de la tradición sufí, publicado en la recopilación de Idries Shah, "Caravana de sueños", en Editorial Kairós.

6 comentarios:

Conce Méndez dijo...

Muy acertado tu post Sebastian,en estos dias que algun@s están desmemoriados o quizás no les interesa recordar la asignatura de Historia,tú nos vienes a recordar que lo más preciado que tenemos es nuestra Libertad.
Esperemos que pronto esa minoria sea una mayoria.
Saludos.

sebastian(elcurrante) dijo...

Hola, Concepción:
Efectivamente, prefieren taparse los ojos y los oídos y creer que son libres porque pueden opinar de una u otra manera, sin ni siquiera darse cuenta que bailan al son que les marcan.
El otro día hablaba con una compañera que es de las que dice que no es de ningún partido pero que siempre que hablo con ella de política justifica todo lo que hace el PP y critica lo que hace el Gobierno, y estuvimos hablando del caso Gürtel, yo le sacaba a colación los ataques del PP al juez Garzón y ella lejos de reconocer que el juez tenía razón, ponía el acento en que no era su competencia en que sólo quería protagonismo, etc.
Esta persona, como alguna que escribe en el blog de Gillermo, es licenciada, pero al igual que esta otra, carece de sentido común, desde mi punto de vista, claro.

Un saludo y un abrazo

sebastian(elcurrante) dijo...

Hace falta más sentido común. Algunos, aunque hayan estudiado dos carreras y dos idiomas, carecen de sentido común, por lo que siempre será manipulable.

Un saludo

Conce Méndez dijo...

Tienes razón,aquell@s que dicen "pasar" de politica son los más criticos con nuestras ideas.
Para mí que les molesta que nosotr@s lo tengamos tan claro,que digamos alto ¡soy socialista!,a mi me hace gracia la cara que ponen algun@s cuando digo esto.
Es hipocresía,tambien intereses,dice mi suegro que no se puede mezclar politica y negocio;él es de derechas y tiene un negocio.
Esto da para todo el día amigo,pero yo me siento muy libre cuando expreso mis ideas.
Un abrazo.

Dicen mis compis de la Agrupacion que quieren organizar unas Jornadas de Memória en Montijo,para el invierno,ya te contaré.

sebastian(elcurrante) dijo...

Ya estoy aquí de nuevo, Concepción, he estado unos días en la playa desconectado del mundanal ruido, así que vengo con las pilas cargadas.
Mantenme al día sobre lo de las Jornadas.

Un abrazo

Unknown dijo...

La Fundación Idries Shah te agradece por la cita y por el compartir algo de la obra del hombre que inspiró esta fundación.